Productores vitivinícolas de doce bodegas sanrafaelinas agrupadas en el Consorcio Vitivinícola de Exportación (COVIEX), iniciaron esta semana el envío de los primeros despachos de los más de seis millones de litros de vino cosecha 2008 vendidos a Rusia y China."En total se enviarán cuatro millones de litros al por mayor a China y dos millones a Rusia, entre tintos genéricos y blancos escurridos", informó hoy Pablo Asens, miembro del consorcio y presidente de los bodegueros de la Cámara de Comercio.Los primeros contenedores especiales, de un total de 260 que transportan bolsas de 24.000 litros cada una, se cargaron en la bodega "La Franco Argentina".El plan original era hacer los primeros despachos a inicios de junio, "pero el paro agropecuario impidió la circulación por las rutas, y su posterior levantamiento generó un cuello de botella por la demanda de contenedores en el puerto de Buenos Aires, desde donde se exportará el vino a Rusia", dijo hoy Asens."Inclusive el aumento en el precio del petróleo hizo que muchas navieras reprogramaran sus viajes y comenzaran a usar las rutas con mayor posibilidad de rentabilidad, lo que hace que para Rusia haya menos disponibilidad", indicó el bodeguero mendocino.Según informó, actualmente la demanda de vino a granel desde el exterior "es muy fuerte", y a pesar de los problemas de entrega que hubo, "tenemos ofertas muy fuertes de España, ya que están comprando vino en Argentina para poder cumplir compromisos de exportación a Rusia".Coviex fue conformado en 2006 por doce bodegas de San Rafael, y desde esa fecha ya ha exportado vinos de alta calidad y cantidad a granel a los mercados de China, Rusia, Portugal, Panamá y Brasil.La idea es que este tipo de asociaciones de bodegas regionales puedan ser más efectivas que la labor individual y lleguen al mercado mundial a través de programas de publicidad y participación grupal en exhibiciones internacionales de vino."Proyectamos seguir avanzando paso a paso con un potencial de crecimiento en cada uno de los envíos", planean los bodegueros adheridos.
Fuente El Patagónico
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