Alza tu copa, porque vas a beber champán rosé este año

champagne rose


Asumámoslo: el color rosa es un sospechoso habitual. En un mítico capítulo de Los Simpson, Homer era encarcelado en un psiquiátrico únicamente por llevar una camiseta de ese color. Habitualmente, se ha etiquetado como un tono femenino, pero gracias a los historiadores (y a Google, para qué vamos a engañarnos) sabemos que no fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando se estableció que las niñas vistieran de rosa y los niños de azul. Antes, era justo al revés.

Con el champán ocurre lo mismo. Es decir, los rosé siempre han estado en segunda línea. Sin embargo, hay una revolución en marcha y crecen las probabilidades de que vayas a brindar con un champán rosa estas navidades. Todas las maisons han multiplicados sus lanzamientos de rosé y, como todo en esta vida, hay una explicación para ello. O varias, en este caso.



AHORA SON BUENOS
Han dejado de ser una jugada de marketing y ahora las maisons lanzan rosé con el mismo nivel de calidad que los champanes ‘blancos’. Bollinger, por ejemplo, acaba de lanzar su Rosé 2006, “el primer rosé de edición limitada que lanza la maison”, precisa Omar Bravo, brand ambassador de la marca. Más allá de esta peculiaridad, Bravo destaca que se trata de un champán con las mismas características que el resto de millesimé de la marca. “Los pilares de su elaboración son los mismos que para los champanes blancos de la maison”.


NO SON (SOLO) EL RESULTADO DE MEZCLAR BLANCO CON TINTO
En el caso de Bollinger Rosé 2006 se produce un ensamblaje “con el vino tinto tranquilo añadido en coupage para crear el color”, explica Bravo. “Champán es la única región productora de vino en Europa en la que se permite este método”, cuenta Thibaut Le Mailloux, director de comunicación del Comité Champagne, comité interprofesional que agrupa a todos los profesionales implicados en su elaboración. Además, hay otros dos métodos: por maceración o por sangrado.

EL ROSÉ GANA PREMIOS... A LOS BLANCOS
La mayor evidencia de que un rosé está al mismo nivel que un blanco está en el reconocimiento. En el concurso de champanes La Fleche D’ Or, celebrado en el último certamen de San Sebastián Gastronomika, el Bollinger La Grand Anné Rosé 2005 se impuso en una competición con blancos. “Y eso que estábamos en el País Vasco, donde el rosé no se consume demasiado”, bromea Bravo.

OFRECE MÁS POSIBILIDADES A LA HORA DEL MARIDAJE
“Va un poco más allá del champán blanco. Hay platos como pescados ahumados, foie gras, cordero… para los que el rosé funciona mejor. Creemos que resulta más evidente que se trata de un vino gastronómico y permite quitar esos prejuicios de que el champán solo se toma con ostras, como aperitivo o con el postre”, puntualiza Le Mailloux.

EN ESTE SENTIDO, EL COLOR AYUDA
Aunque no está de más recordarlo, el champán es vin de Champagne. “Es decir, se trata de un vino, aunque, en ocasiones, la palabra champán lo eclipse todo. Por eso, el rosé con su color, ayuda a recordar eso que, aunque parezca una obviedad, no todo el mundo lo tiene en cuenta”, remarca Le Mailloux.

EL CHAMPÁN, EN ORIGEN, ERA MÁS ROSÉ QUE BLANCO
Los primeros champanes que se produjeron no eran tan claros y limpios como los de ahora. “En este sentido, cuando surge algún productor que pone pegas al rosé conviene recordarle que, históricamente, el champán primigenio era más turbio y es mucho más probable que se pareciera  más al rosé que al blanco”, recuerda Mailloux.

MILLONES DE PERSONAS NO PUEDEN ESTAR EQUIVOCADAS
Uno de cada diez champanes que se exportan en la actualidad es rosé y el porcentaje, en países como Estados Unidos, alcanza hasta el 20%. ¿Desconfía usted de los yanquis? Veamos lo que ocurre en nuestro país. En España, el champán rosé ha crecido del 0,1 en 1995 al 10,6 en 2016. Tan solo mercados como el británico, consumidor de champán desde siempre, se resiste a la vie en rose… pero, recuerde, también votaron que sí al Brexit.

Fuente: José Sanchez para Vanity Fair

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