Cinco estilos de malbec para elegir el que más te gusta




El  Malbec llegó de Francia a mediados del siglo XIX traído por un amigo de Sarmiento, Aimé Pouget, y se convirtió en la uva tinta emblemática argentina. En su lugar de origen (sudeste francés) tiene muchos nombres: Côt, Malbec, Cahors, y se la usa para dar color a los vinos. Los expertos aseguran que es en Mendoza donde este varietal despliega todo su potencial, principalmente en la zona alta del Río Mendoza y en el Valle de Uco. En Agrelo y Las Compuertas (Luján de Cuyo) alcanza una perfecta acidez, estructura y capacidad de guarda, mientras que los de Salta son más intensos y en Patagonia adquieren un carácter más suave y menos cuerpo.
Hoy está en su mejor momento y todo el mundo lo sabe: la producción crece día a día y constantemente nacen nuevas marcas y bodegas. Es líder en cantidad, exportaciones y calidad, gracias a que los enólogos ya no buscan hacer vinos perfectos, sino expresar el terroir y las características de una zona en particular, porque la variabilidad de climas y suelos supera la variedad. La identificación de microrregiones, el estudio de suelos, la búsqueda de identidad y toda la tecnología en la vinificación hicieron que fuera mostrando lo que es capaz de dar. Aquí, cinco Malbec modernos de distintos estilos y gran personalidad.

CARMELA RESERVA MALBEC 2014

Bodega Durigutti, Mendoza, $540
Carmela Reserva Malbec
Un vino de autor que no se puede dejar de conocer, elaborado por el winemaker Pablo Durigutti, con uvas de viñedos plantados en 1914 en Las Compuertas, Luján de Cuyo, una de las mejores zonas para producir Malbec de alta gama, y 12 meses de crianza en cubas de roble francés. Tiene aromas abundantes, cuerpo concentrado, taninos firmes y un sabor interminable. La relación fluidez-textura es sorprendente y, como pocos, logra expresar toda su frescura y fruta. En definitiva, un Malbec con energía y elegancia potencial.
ABRAS MALBEC 2015




Bodega Abras, Salta, $380



Abras Malbec 2015
Abras Malbec 2015.

Tinto salteño de un estilo muy buscado por el consumidor de hoy: ordenado, sin aristas y con todos sus componentes en equilibrio. Elaborado con uvas de viñedos de más de 50 años del Valle de Cafayate y 10 meses de crianza (solo el 50% del vino) en roble francés, por el enólogo Karim Mussi, se destaca por su delicadeza. Pero lo más importante de este vino es la armonía entre la fruta y la madera que ofrece, además de su final persistente, taninos integrados y cuerpo fluido que le permite jugar un muy buen papel en la mesa.

MALBEC DE POTRERO 2016

Bodega Vinos de Potrero, Mendoza, $240



Malbec de Potrero 2016
Malbec de Potrero 2016.

Una novedad que se inclina hacia el lado de la frescura y la frutosidad. Recién llegado al mercado, un Malbec de carácter sobrio, austero y muy rico, elaborado por el enólogo Bernardo Bossi Bonilla, con uvas de viñedos jóvenes (plantados en 2011) y seis meses de crianza en roble francés. Es ágil sin dejar de ser complejo, con taninos sedosos, muy amable al paladar y de larguísimo final. Con intensidad aromática, expresión frutal, cuerpo medio, toque mineral y el aporte de la madera presente, pero sin impactar.

LA PODEROSA MALBEC 2017

Bodega del Fin del Mundo, Neuquén, $190



La Poderosa Malbec 2017
La Poderosa Malbec 2017.

Suman mucho los vinos de precio medio en los que la fruta manda, como este Malbec agradable y bien logrado, elaborado con uvas de San Patricio del Chañar, que sobresale por su cuerpo medio y nada concentrado. Es suave al paladar, fácil de beber, con marcada acidez, taninos pulidos y un sabor muy refrescante. Se nota su perfil moderno e innovador, y aunque está bastante redondo por ser un vino joven tiene tensión y muy buena expresión aromática (fina y equilibrada), y es un perfecto compañero de la mesa diaria.

ALTOS LAS HORMIGAS MALBEC RESERVE 2013

Bodega Altos Las Hormigas, Mendoza, $567
Es para destacar la madurez de este Malbec elaborado con uvas de tres viñedos diferentes: Altamira, Vista Flores y Gualtallary, en el Valle de Uco, por el enólogo italiano Alberto Antonini con 18 meses de crianza en foudres de 3.500 litros de roble francés sin tostar. De buena complejidad, taninos dulces, estructura, paso suave por el paladar y una firme acidez que garantiza su potencial. Gran exponente para mostrar al mundo los matices que puede adquirir nuestro cepaje emblema según el terroir. Descorchar en una ocasión especial.

Fuente: La Nación

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