Los vinos de Salta, más lindos que nunca

Se realizó la 11va edición de la degustación anual de los vinos provenientes de los Altos Valles Calchaquíes




Durante la degustación anual de los vinos provenientes de los Altos Valles Calchaquíes, se eligieron los más representativos de la región. Diez vinos imperdibles, según el sommelier argentino Fabricio Portelli.

Se realizó la 11va edición de la degustación anual de los vinos provenientes de los Altos Valles Calchaquíes, un evento realizado a pulmón por los propios hacedores y técnicos, que se juntan después de cada cosecha para degustar todo lo que hicieron y, entre todos, elegir los vinos más representativos de los valles para dar a conocer al público.

Detrás de esta iniciativa se esconde un espíritu de trabajo y colaboración que tiene como único fin mejorar los vinos del NOA. Y si bien Salta sigue siendo el referente de la zona, ya existen vinos con personalidad propia concebidos en Jujuy, Tucumán y Catamarca.

Cafayate, el epicentro vitivinícola de todos los Valles Calchaquíes, es curiosamente el más bajo, a 1750 metros; Chañar Punco (Catamarca) y Guacalera (Jujuy) están a más de 2600 metros, mientras que el récord lo tiene el viñedo de Colomé (Altura Máxima) a más de 3000 metros sobre el nivel del mar.


Y si bien es cierto que la altura no es sinónimo de calidad, imprime en los vinos un carácter único. Y mucho de eso hay en los vinos de los Altos Valles Calchaquíes de hoy, un logro mancomunado de los enólogos y agrónomos que trabajan a la par por llevar el nombre de la región y sus valles a lo más alto, valga la redundancia.

"Hay que entender el contexto para entender estos vinos, muchas veces se traen uvas de lugares remotos y en condiciones extremas, con caminos, viñedos y bodegas que quedan aisladas por cuestiones climáticas", cuenta Rafael Domingo, propietario de Domingo Molina.

Los cambios que permiten hoy tener vinos expresivos, con personalidad y muy agradables de beber tienen que ver con los manejos en la viña, pero también en bodega. El secreto está en compartir esos hallazgos con los colegas en pos de mejores vinos porque saben que ellos no compiten entre sí, sino que deben tirar todos para el mismo lado si quieren conquistar los paladares argentinos y del mundo.

Recorriendo los Altos Valles Calchaquíes en copas

Por segundo año en Coprovi se realizaron dos degustaciones, una clínica el día viernes y el evento principal el día sábado. La temática de la primer cata realizada en el Museo de la Vid y el Vino de Cafayate sorprendió a los 100 participantes, ya que se trataba exclusivamente de vinos blancos.

Allí se degustaron en flights (grupos de vinos) las variedades que mejor se están dando en los Altos Valles Calchaquíes, y cada vino estuvo presentado por su hacedor para compartir los secretos de su elaboración. También hubo una presentación de los factores climáticos y de suelos que permiten lograr ese tipo de vinos a cargo de los agrónomos Francisco Tellechea y Santiago Bugallo.

"La altura es radiación y temperatura, pero acá se da una amplitud térmica hacia las temperaturas frescas. Y a partir de Diciembre, la radiación decrece por la nubosidad que se da desde las 15hs ya que las cadenas Los Quilmes frenan las nubes, y esto permite que las temperaturas medias durante el último mes del ciclo de madurez sean similares (o más frescas) que las de Altamira; una de las dos zonas de Mendoza más aclamadas en la actualidad", afirma el ingeniero Tellechea.

Esto explica por qué los vinos del NOA de hoy pueden ser tan frescos como los de Cuyo o Patagonia, y por que es un terroir destacado para lograr vinos blancos de calidad.

Obviamente, la estrella fue el Torrontés, pero lo sorprendente fue descubrir la amplia paleta de estilos que ofrece hoy el único varietal autóctono argentino (cruzamiento entre Moscatel de Alejandría y Criolla Chica).

Fueron 6 exponentes de diversas zonas y con personalidades diferentes, y fue interesante como surgió durante la disertación entre los participantes la necesidad de empezar a ponerle nombre a cada uno de esos estilos para facilitar la elección de los consumidores. Están los blancos terpénicos (más rústicos) con su ataque amable y final leve amargo pero bien logrados, los elegantes, los fragantes y fáciles de beber, los más estructurados apoyados en la madurez, los Torrontés de guarda con paso por barrica, los blends que lo tienen como protagonista y hasta los espumosos método Champenoise y Charmat.

Pero el gran hallazgo de los últimos años es el Sauvignon Blanc (son solo 48ha plantadas), porque a diferencia de los que se dan en Mendoza y Patagonia, estos tienen más cuerpo (como los Chardonnay) y un carácter inconfundible, de carácter más verde (arvejas y espárragos), pero refrescantes, con tensión y persistencia. "Tratamos que los viñedos de Sauvignon Blanc tengan gran canopia (hojas) para cubrir todo el racimo, y así logramos ese carácter salvaje, aparece la arveja, la ruda y el pomelo", afirma Alejandro Pepa, enólogo de El Esteco.

Los blends blancos fueron otra de las sorpresas de la primer jornada, con variedades como Marsanne, Roussanne y Viognier (todas originarias del Ródano), además del protagonismo del Torrontés.

En el país (según censo INV de 2016) de 206.000ha plantadas, 40.500ha son de uvas blancas, es decir casi el 20%. Los Valles Calchaquíes representan el 1,9% del total, con 1.278ha de blancas: Torrontés Riojano, Sauvignon Blanc y Chardonnay componen el 96% de esas uvas blancas en los Valles. Pero a nivel país representa el 3.1% en variedades blancas, eso es más que el resto de las otras provincias vitivinícolas, aunque curiosamente sólo el 14% de la superficie de Torrontés del país.

"El macro clima de los Valles da una identidad única y diferencial, pero dentro de las fincas cada uno hace un manejo diferencial. Los terpenos (componentes aromáticos naturales) aumentan con la insolación, por eso en los viñedos sombríos se atenúan esos aromas", sostiene el ingeniero Santiago Bugallo.

Sin dudas, el plato fuerte fue el sábado en Estancias de Cafayate con más de 300 invitados. Los anfitriones -enólogos y agrónomos de la zona-comenzaron explicando que el 2017 también fue un año seco como el 2016 pero con temperaturas más moderadas, y esto permitió una madurez lenta de la uva, y una cosecha de mucha calidad, cantidad y muy buena sanidad.

"Los vinos para la degustación se eligieron en los últimos dos o tres meses, y son cortes de regiones y bodegas, para mostrar la influencia y tipicidad de los Altos Valles Calchaquíes en su conjunto y no de una bodega en particular", afirmó Claudio Maza, enólogo de El Esteco.

Se sirvieron primero los tintos y al final los blancos. El desfile en las copas comenzó con un Cabernet Franc de buena tipicidad varietal, el cuál se cosecha en diferentes momentos para preservar todos sus caracteres. Los dos Malbec mostraron no sólo la nueva cara de los Valles sino también un estilo más fresco y equilibrado que, sumado a la personalidad de la zona, da tintos únicos. Los dos Cabernet Sauvignon que siguieron confirmaron por qué son tan reconocidos esos vinos del NOA, son expresivos y ya sean delicados o concentrados, su potencial de guarda es envidiable.

El Petit Verdot fue sorprendente, un cepaje que no suele utilizarse como varietal por sus ímpetus. Sin embargo, el que se sirvió tenía músculo y equilibrio. Con los dos Tannat que se sirvieron quedó claro que esa es su casa, al menos en nuestro país. Porque adquiere una personalidad diferente que no solo se destaca en varietales sino que le da este toque distintivo y de la zona a los mejores blends. El último tinto fue un Ancellotta, una curiosidad que da vinos de gran color y concentración. El primer blanco fue un Chardonnay, de sorprendente austeridad. Y cerraron la velada dos Torrontés bien expresivos, con sus perfumes florales y frutales, uno más efusivo y otro más delicado, pero ambos de trago sumamente agradable.

Al finalizar esa cata los invitados disfrutaron de empanadas y platos regionales, y un buffet de vinos muy completo con (casi) todos los vinos de los Altos Valles Calchaquíes. Y hubo algunos que no estuvieron presentes en las degustaciones pero captaron la atención de muchos. Los Criolla, esos vinos que son tintos pero con la fuerza de un rosado elaborados con una uva autóctona. Los Merlot también llamaron la atención de algunos paladares exigentes, como así también los blends tintos en los que el Malbec se muestra muy bien acompañado por el Cabernet Sauvignon, el Merlot y el Tannat.


10 altos vinos de altos valles para conocer

Bad Brothers ToVio 2017
Bodega Bad Brothers, Altos Valles Calchaquíes $199

Un vino de autor para disfrutar seguido, creado por Agustín Lanús, uno de los hacedores más intrépidos de la región. Mezcla de Torrontés de Pucará (2400m) y Viognier de Tolombón (Tucumán). De agradables aromas florales no muy intensos, paladar refrescante y un carácter algo salino. Se perciben las dos variedades en boca, de paso untuoso y vivaz, con final floral. Beber entre 2017 y 2018.
Puntos: 87

RD Sauvignon Blanc 2016
Bodega Tacuil, Tacuil $280

De aromas frescos y nítidos. Con buen volumen y un carácter que es mezcla de notas vegetales frescas y algo de frutas tropicales, pero no es evidente. Hay buen cuerpo, con fuerza y paso denso pero fresco, con nervio y más apoyado en las frutas tropicales que en sus tonos vegetales, con la frescura muy bien integrada. Un blanco con personalidad propia y más vida por delante. Beber entre 2017 y 2020.
Puntos: 90

San Pedro de Yacochuya Torrontés 2017
Bodega San Pedro de Yacochuya, Yacochuya $295

De buen cuerpo y frescura, con un ímpetu floral muy definido. A este blanco
Marcos Etchart lo elabora con mucha turbidez para lograr que el vino tenga más cuerpo y más graso. Y si bien recién está embotellado, se percibe su carácter propio y frutal (durazno blanco y algo tropical), voluptuoso, profundo y refrescante. Un estilo bien marcado, bien SPY. Beber entre 2017 y 2018.
Puntos: 90

Gran Linaje Torrontés 2016
Bodega Etchart, Valle de Cafayate $363

Fue el primer Torrontés elegante elaborado en el país. El 2016 muestra sus
aromas integrados, con cierta tipicidad, hay flores blancas y algo de frutas abrillantadas. De paladar refrescante, con leves amargores y agradable vivacidad. Buen volumen y un final delicado, ideal para servir en la mesa con carnes blancas y pescados bien sazonados. Beber entre 2017 y 2018.
Puntos: 88

El Esteco Blanc de Blancs 2017
Bodega El Esteco, Altos Valles Calchaquíes $400 (aprox)

La intención de Alejandro Pepa fue lograr un vino blanco diferente y complejo que muestre el potencial de los valles. Así eligió dos variedades plantadas en 2015 como Marsanne y Roussanne, y las combinó con algo de Viognier, Chardonnay y Torrontés. Todo fermentó en tanques con levaduras seleccionadas y permaneció siete meses en contacto sobre borras. Y si bien le falta más botella despliega una tipicidad de zona muy elocuente. De aspecto cristalino, algo pajizo, con aromas expresivos, buen volumen y una frescura que resalta sus texturas. Un vino con gracia y muy completo. Beber entre 2017 y 2020.
Puntos: 90

Don David Reserva Malbec 2016
Bodega El Esteco, Altos Valles Calchaquíes $190

La idea de este vino es mostrar la fruta que tienen los valles, por eso hay uvas de Chañar Punco y Cafayate. Un buen porcentaje fermenta con levaduras nativas, y un 20% se elabora con racimos enteros. Es un Malbec de aromas intensos y equilibrados, con cierta potencia y una agradable fruta roja con leves notas lácticas aportadas por el roble. En boca tiene buen volumen, con cierta fluidez y taninos inicpinetes, paladar franco con frescura final. Beber entre 2017 y 2019
Puntos: 88

Domingo Molina Tannat 2014
Bodega Domingo Molina, Valle Rupestre $485

Cuenta Rafael Domingo, su hacedor que este fue el primer Tannat con délestage de la bodega, y este es el punto de inflexión para lograr un exponente del varietal y la zona más armónico sin perder personalidad. Es un tinto de buen cuerpo y algo classy en sus aromas, de expresión cálida, con madurez y cierta potencia. Y si bien sus taninos son firmes y con agarre, hay músculo que los envuelve y hace que su paso sea consistente y amable, con la madera que convive con esa fruta roja madura. Sobre el final asoma la frescura del vino que otorga más profundidad a cada trago. Beber entre 2017 y 2020.
Puntos: 89

Finca Notables Merlot 2015
Bodega El Esteco, Chañar Punco $600

Este vino nace a 2000m, en suelos de piedras con calcáreo, y si bien la finca tiene 160ha y hay Merlot en muchos lugares, las uvas provienen de una parcela de 4ha bien extrema que da otra cosa, según Claudio Maza (enólogo). De aromas cálidos y equilibrados, paladar profundo con notas de frutos negros y algo de vegetales. Franco y con taninos finos, es jugoso y algo terroso, hay fuerza pero con fineza. Ofrece un carácter austero muy interesante que le gana a la calidez de sus expresiones. Beber entre 2017 y 2020.
Puntos: 91

M2 2014
Bodega Domingo Molina, Altos Valles Calchaquíes $580

Es una partida limitada de 2000 botellas al año, un blend de Malbec de los dos terruños que más identifican a la familia; Yacochuya y Rupestre. Elaborado con uvas de cuarteles de menor rendimiento, y solo un 10/15 % de paso por madera. De aromas intensos y equilibrados, con buena intensidad. Taninos inicpinetes, algo firmes pero finos, buen volumen y un carácter algo maduro, classy pero con intención. Un vino que habla del lugar y de la variedad. Beber entre 2017 y 2019.
Puntos: 90

Chañar Punco 2013
Bodega El Esteco, Chañar Punco $900

Los suelos de Chañar son muy diferentes a los de Cafayate, más rocoso y arenosos, y es una región más salvaje y tensa. Allí se seleccionan las parcelas más altas y mas rocosas de Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot (esta fue su primer cosecha). De aromas compactos, con algo de fruta roja y negra madura, con buen volumen y agarre. Es un vino con muchas capas, de texturas (firmes y finas) y de sabores austeros donde la crianza habla. De paladar jugoso y muy fresco, con tensión y notas de frutas maduras y especias. Necesita más botella. Beber entre 2018 y 2025.
Puntos: 93

Fuente: Infobae

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